REFLEXIÓN

Cuando toda la atención se concentra en el yo, nos hacemos un daño terrible, pues paulatinamente construimos el camino que habrá de conducirnos a nuestra propia soledad, un paraje donde no hay sonidos, música y mucho menos la presencia de quien nos haga compañía.
¿Cómo se puede ser generoso?, me pregunto. Me respondo: se puede ser generoso compartiendo el tiempo para escuchar al amigo en sus tristezas y alegrías es estar sonriente cuando el desánimo cunde a tu alrededor; es permanecer alegre cuando alrededor hay tristezas. Es pensar en lo ricos que somos ante los ojos de los que nada tienen ,existen seres generosos que se entregan aunque la sociedad los ignore y a veces hasta los critique, pues ellos bien saben que su esfuerzo habrá disminuido en algo las miserias de los demás. Cuando entregamos aquello que no puede comprarse con la baratura del dinero, sea nuestro tiempo, nuestro talento o nuestra vida, es cuando percibimos, entendemos y vivimos la generosidad en su sentido más absoluto: LA ENTREGA DE UNO MISMO.
La generosidad es una virtud que nunca dejará de ser actual, puesto que es una llave que abre la puerta de la amistad, es una semilla que siembra el amor, y puede ser la luz que nos saque del oscurantismo materialista y positivista dentro del cual, me parece que estamos viviendo.
. Practicar la generosidad en nuestra actual sociedad puede parecer difícil, pero recordemos que es parte de nuestra naturaleza; si pudiéramos dejar el yoyo y hacer espacio en nuestro interior para los demás, podríamos prolongar nuestra existencia, al menos espiritualmente hablando, en los corazones de quienes, sin solicitárnoslo, nos necesitan. Practicando la generosidad en silencio, sin reflectores y sin anuncios en los medios sociales, es la única manera de que, no perdiendo su esencia, nos proporcione paz interior.AGUR